Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
La Celestina (1499) o Tragicomedia de Calisto y Melibea, de Fernando de Rojas.
Nihilismo hispánico
Referencia VI, 15.7
⏩ La Celestina es una obra
literaria que se escribe con un objetivo intrínseco fundamental: el suicidio de
una hija jovencísima. Este suicidio ficticio e inmanente es el sustentáculo que
justifica la razón literaria esencial de la tragicomedia: el planto o llanto
final de un padre que, tras la muerte deliberada de su hija, no sabrá qué hacer
ni con su propia vida ni con la realidad que, desde ese momento, está condenado
a vivir.
⏩ Melibea
es el contenido de la vida de su padre, Pleberio, quien en adelante será el
continente de un mundo vacío y vivo. Pleberio ha perdido el hilo de cualquier
consecuencia posible. Pleberio ha perdido la filiación. La parca que ha roto el
hilo de la vida de Melibea ha roto también el hilo de la vida Pleberio, un
perfecto superviviente de su propia muerte civil, religiosa y política. Del
hilado de Celestina, ese rústico pretexto del que se sirve la alcahueta para
adentrase en la casa de su víctima, llegamos a la negación del hilo vital de la
suicida Melibea y del nihilista Pleberio. La Celestina es la primera de
las obras de la literatura universal que introduce el nihilismo en la literatura. Y lo hace precisamente, como no puede ser de otro modo, en la
geografía literariamente más potente del mundo: la de la literatura española de
un Siglo de Oro en ciernes, 1499. No hay mayor experiencia vital y literaria
que la de la España de los siglos XV, XVI y XVII. El nihilismo, es decir, la
negación del hilo, la derogación de toda filiación, la quiebra de toda
teleología, de todo proyecto, la negación, en suma, del futuro, no es otra cosa
que la saturación frustrante de experiencias vitales. La vida se agota
―fracasada― en la propia vida. No hay ya nada más que hacer. El nihilismo es la
negación de un proyecto racional para seguir actuando, operando, viviendo,
conforme a cualquier itinerario posible. No hay hilo. No hay camino. No hay
discurso que trazar.
⏩ Pero el
nihilismo admite muchos disfraces, y las formas de autoengaño para continuar,
aún sin razones legitimadas o visibles, son muy numerosas. Sin embargo, en La Celestina
de Fernando de Rojas no se opta por ninguna de ellas. No hay a la muerte del
suicida ninguna solución religiosa: ni cristiana, ni judía, ni musulmana.
Tampoco la vida del padre superviviente al suicidio de la hija encuentra
justificación posible para proseguir ningún objetivo o empresa. La Celestina,
muy en la línea de la literatura española ―el caso de La Numancia
cervantina es histórico y paradigmático―, y de las edades Moderna y
Contemporánea, sitúa la tragedia fuera de toda dimensión metafísica, negando
por completo un más allá punitivo o paradisíaco, y la implanta en la vida real,
terrena y material del ser humano. Una vida a la que califica con crudeza desde
los términos más espantosos y desoladores. He aquí las palabras del padre y su
idea de mundo, al que consdiera de «laberinto de errores, un desierto
spantable, una morada de fieras, juego de hombres que andan en corro, laguna
llena de cieno, región llena de spinas, monte alto, campo pedregoso, prado
lleno de serpientes, huerto florido y sin fruto, fuente de cuydados, río de
lágrimas, mar de miserias, trabajo sin provecho, dulce ponçoña, vana esperança,
falsa alegría, verdadero dolor». Tal es el planto de Pleberio, tal es su razón
literaria ante la realidad que está obligado a vivir. Pleberio es un impotente.
No sabrá qué hacer. El nihilismo es la última y más radical expresión de la
impotencia. Su más inconcusa demostración.
⏩ Los hijos
son siempre la mayor frustración de los padres. No hablo de fracaso, hablo de
frustración. Se me entonará de inmediato la canturía de que «yo no estoy de
acuerdo». Es natural: se trata de una respuesta autodefensiva que confirma el
valor asertivo que la provoca. Los hijos ―repito― son siempre la mayor
frustración de los padres. Evitar la más alta frustración implica renunciar a
toda descendencia, y asumir acaso una actitud completamente nihilista ante la
realidad de la vida. En otros casos, la frustración se sublima hasta alcanzar
desenlaces patológicos tan espeluznantes como insensibles. Pero aquí no hablamos
de sublimación de fracasos, sino del nihilismo como forma de respuesta a la
frustración patrilineal o matrilineal. Los hijos nunca son exactamente lo que
se espera de ellos. Melibea no es lo que esperaba Pleberio.
⏩ El
nihilismo no es tanto una negación de la realidad de la vida, un continente,
por otro lado, lleno de contenidos, inextinguibles, siempre perdurables,
saturados de comedia y tragedia, de dichas y desventuras, de padres a hijos, de
mitos a realidades, de ficciones a operaciones siempre irreversibles y con
frecuencia también imprevisibles, desde el momento en que ni el determinismo ha
podido implantarse jamás en ningún punto de la vida humana, ni la eversión de
un sólo hecho es posible en ningún momento dado de nuestra existencia. El nihilismo
no es tanto todo esto, cuanto, simplemente, la afirmación de una impotencia, la
confirmación de una ruptura con el futuro, la rendición al extravío, la pérdida
del hilo conductor, la negación de un contenido perdurable eviternamente. Es la
conciencia de que si no hay continuidad, lo que hacemos, lo que hemos hecho, no
sirve ―ni servirá― para nada, ni para nadie. Somos lo que harán de nosotros
nuestros intérpretes. Y aunque hemos de vivir y de actuar de tal modo que a
quienes nos sucedan no les esté permitido retroceder, lo cierto es que sabemos
que no tenemos, con frecuencia, quién nos suceda. Y que acaso nuestra obra,
tarde o temprano, quede en manos de una genealogía de cobardes, impotentes
o, simplemente, nihilistas.
⏩ Es
innegable que Fernando de Rojas vivió esa experiencia, y desde ella sancionó y
sentenció, casi como un jurista que profesionalmente era, el desenlace de su
obra, La Celestina. Un extraordinario precursor, tanto de la literaturade Cervantes como de la filosofía de Espinosa, en tanto que los tres, Rojas,
Cervantes y Espinosa, eran hombres que sabían perfectamente que la explicación
de los conflictos humanos no tenía una solución religiosa. Leopoldo Alas, Clarín, también lo sabía. La Regenta no nos dejará mentir. Ni el cristianismo,
ni el judaísmo, ni el islam, explican la realidad de la complejidad vital humana.
Los idealismos religiosos no sirven, y el ser humano no puede vivir para
servirlos. El nihilista niega, ante todo, la servidumbre a las creencias. La
vida no puede estar vertebrada por creencias religiosas. Esto es precisamente
lo que niega, y por completo, el racionalismo crítico y literario de la Celestina
de Fernando de Rojas.
⏩ Benito de
Espinosa, el mayor personaje nihilista del siglo XVII, encuentra ―sin buscarlo―
en la literatura de Rojas y de Cervantes un camino bien roturado y bien
sembrado. La filosofía, una vez más, transita, sin saberlo, los caminos
abiertos previamente por la literatura. Ante este vacío, el Siglo de Oro español es la
arquitectura política de un Estado, desplegado bajo el ortograma de un imperio,
que dio sentido al cosmos con una fuerza que ni siquiera alcanzó Roma en sus
mejores momentos. De hecho, tras la desintegración del imperio español, la
hegemonía anglosajona ―protestante― o la afrancesada ―Francia sustituyó la
religión por la cursilería― ha saturado el mundo de oquedades y ruidos. No
hablemos de Alemania, que se constituye como Estado aún en 1871. Esto es casi
una vergüenza histórica en el currículum de cualquier país. En suma,
desvertebrados los valores de la Hispanosfera, la literatura se disuelve en
cultura, los objetivos de la vida se transforman en una búsqueda absurda de
felicidad, y el nihilismo se convierte en la meta del pensamiento posmoderno
contemporáneo.
⏩ La literatura española fue siempre, como su imperio, una alternativa contundente al nihilismo. Y lo fue desde la obra de Fernando de Rojas, que lo objetivó y conjuró literariamente de forma explícita para identificarlo como el camino equivocado en la solución y desenlace religiosos de los conflictos humanos.
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «La Celestina (1499) o Tragicomedia de Calisto y Melibea, de Fernando de Rojas. Nihilismo hispánico», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (VI, 15.7), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria
- IV, 2.8 - El personaje nihilista en La Celestina.
- IV, 2.7 - La libertad humana según La Celestina de Fernando de Rojas.
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- La Celestina de Fernando de Rojas.
- Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais.
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- La Numancia de Miguel de Cervantes.
- Ricardo III de William Shakespeare.
- Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
- Fábula de Polifemo y Galatea de Luis de Góngora.
- Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes.
- El burlador de Sevilla, atribuida a Tirso de Molina.
Para leer La Celestina: sexo y nihilismo.
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El personaje nihilista en La Celestina:
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