Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
Edipo, rey (c. 430 a.n.E.), de Sófocles.
La rebelión de los dioses
Referencia VI, 15.3
⏩ Aristóteles escribió su Poética, el primer tratado científico sobre estudios literarios, el libro fundador de la Teoría de la Literatura como disciplina académica, pensando esencialmente en esta tragedia de Sófocles, Edipo, rey. La tragedia griega clásica está genuinamente unida al nacimiento de la Teoría de la Literatura, que Aristóteles concibió y planificó de forma sistemática, al tomar como referencia este género de teatro ―el trágico― como prototipo de los estudios literarios. No sabemos qué fue de los escritos aristotélicos sobre la comedia, salvo que, por el momento, están perdidos, acaso definitivamente desaparecidos. La experiencia trágica constituyó, de este modo, durante siglos, la hermenéutica —y también la preceptiva— más poderosa jamás construida para estudiar la literatura.
⏩ Sin el Edipo,
rey de Sófocles el estudio de la literatura no habría nacido de la forma en
que lo hizo. En ninguna otra literatura, salvo en la Grecia clásica, brotó la
tragedia, ni su contrapunto, la comedia. Las literaturas sapienciales del
antiguo Egipto, el Asia Menor, la geografía hindú y la lejana China, no
concibieron, en ningún momento, la representación literaria, fuera trágica o
cómica, como forma de interpretación de la realidad, ni como género poético
alguno. Lo mismo ocurrió en las sociedades árabe y hebrea. Los términos tragedia
y comedia son genuina y exclusivamente helénicos, y desde la lengua
griega se exportaron, a través de la geografía y de la Historia, al resto de
sociedades, lenguas y literaturas.
⏩ Sabemos
desde el comienzo que la tragedia es una experiencia humana terriblemente
desgraciada, un infortunio desolador, caracterizado por dos hechos esenciales,
capitales, imprescindibles: la tragedia es imprevisible e irreversible.
⏩ Es
imprevisible porque no se ve, es decir, no se ve ni con los ojos de la razón.
Ciega al ser humano de forma absoluta. Edipo estaba cegado desde el comienzo.
No ve ante sí a su propio padre, Layo, del que es asesino. No ve ante sí a su
propia madre, Yocasta, de la que se convierte en cónyuge, y con la que copula
incestuosamente para engendrar dos hijos ―Eteocles y Polinices― y dos hijas
―Antígona e Ismene―, quienes protagonizarán su propia y fratricida tragedia en
la plenitud de su vida más juvenil.
⏩ Y es
irreversible la tragedia porque no admite eversión ni vuelta atrás. La tragedia no es cristiana: no concibe la resurrección. Estalla sin advertencias previas
que permitan evitarla. Layo no vuelve a la vida… Yocasta se suicida… Edipo no
recupera la vista y se convierte para siempre en maldición perpetua de sí mismo.
Sobrevivirá para sufrir eviternamente.
⏩ Pero la
tragedia tiene además dos componentes genuinos y esenciales que se mantendrán
activos hasta que un literato español los transforme ―de modo radical e
irrecuperable― a finales del siglo XVI.
⏩ En primer
lugar, la tragedia era el género literario de los nobles, de monarcas y
aristócratas, un escenario vetado a los pobres y a los humildes, cuyo
sufrimiento no se consideraba ni respetable ni digno de atención. El sufrimiento de los plebeyos era comedia y burla.
⏩ En
segundo lugar, la tragedia subordinaba a los seres humanos a los dictados
fatales de los dioses, quienes jugaban gratuitamente con la vida de hombres y
mujeres, disfrazando en la envoltura cínica e irónica del azar, una libertad
ficticia y falsa, porque los oráculos predeterminaban toda tentativa de
libertad antes incluso de cada nacimiento. Sófocles amenaza a sus
contemporáneos con la religión de los dioses olímpicos, con la fuerza inmutable
y programada de un orden moral trascedente, y con la advertencia vengativa de
que nadie se puede escapar de los imperativos divinos. Tomen nota los humildes
de lo que les ocurre, incluso, a los nobles insumisos.
⏩ El literato español que rompe con estos preceptos poéticos y religiosos es Miguel de Cervantes. Su obra, La Numancia. Una tragedia, de hechura española, en la que los protagonistas son seres humildes, no nobles; seres inocentes, no responsables de ninguna hybris; y en la que los hechos terribles y mortales no se explican por ninguna inferencia metafísica. Cervantes ha sustituido, para siempre, en la Historia de la Literatura, y en la genealogía de la tragedia humana, la metafísica por la Historia. Cervantes compone una tragedia deicida. Los dioses han sido expulsados de la literatura trágica. Y precisamente en el momento más atronador de la España contrarreformista. ¿Cabe mayor ironía y más alta inteligencia en el ejercicio de la libertad humana? Eso era España en su Siglo de Oro: inteligencia y libertad. El protestantismo restauró la predestinación. Y suprimió la libertad.
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «Edipo, rey (c. 430 a.n.E.), de Sófocles. La rebelión de los dioses», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (VI, 15.3), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria
- Ilíada y Odisea de Homero.
- Antiguo Testamento.
- Edipo, rey de Sófocles.
- Divina commedia de Dante Alighieri.
- Decamerón de Giovanni Boccaccio.
- Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.
- La Celestina de Fernando de Rojas.
- Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais.
- Lazarillo de Tormes.
- Cántico espiritual de Juan de la Cruz.
- La Numancia de Miguel de Cervantes.
- Ricardo III de William Shakespeare.
- Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
- Fábula de Polifemo y Galatea de Luis de Góngora.
- Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes.
- El burlador de Sevilla, atribuida a Tirso de Molina.
Edipo, rey, de Sófocles:
entre las 30 obras literarias más importantes de la literatura universal
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