Crítica de la razón literaria
Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
Prólogo a la edición impresa
El título de esta obra no pretende ser una mera perífrasis kantiana. Quien lo interprete retóricamente en esa dirección seguirá, con fácil simpleza, caminos errados. Y tópicos. El título de esta obra es la designación de un método de interpretación rigurosamente racionalista de los materiales literarios. Es la exposición de una crítica de la razón de ser y de estar de una teoría de la literatura construida, simultáneamente, desde la tradición literaria hispanogrecolatina y desde una reinterpretación muy crítica del pensamiento de Gustavo Bueno, es decir, un sistema literario, en suma, destinado a la interpretación científica, crítica y dialéctica de la literatura, desde unos postulados fundamentales y a través de una definición explícita —¿qué es la literatura?—, una genealogía (teoría sobre el origen de la literatura), una ontología (autor, obra, lector e intérprete o transductor), una gnoseología (teoría del conocimiento científico de la literatura), una teoría de la ficción, una genología (teoría de los géneros literarios) y una Literatura Comparada. Evidentemente, esta perspectiva no es kantiana, pues, aunque sea racionalista, no es idealista, sino materialista. Tampoco será marxista —conviene advertirlo lo antes posible para evitar malentendidos—, pues, aunque sea materialista y racionalista, no es monista ni utópica, sino que se basa en el principio de symploké. Y tampoco es buenista —algo que sorprenderá a algunos lectores, que en lugar de haber leído esta obra tocan de oído su partitura—, pues la Crítica de la razón literaria contiene y desarrolla una reinterpretación crítica del materialismo filosófico desde las exigencias de la literatura, y no una interpretación de la literatura desde las exigencias del materialismo filosófico. Esta perspectiva, indudablemente, es —entre otras muchas razones con las que el lector se irá encontrando— una heterodoxia platónica, aristotélica, espinosista, hegeliana y también buenista. Pero es sobre todo una perspectiva implicada en la literatura, es decir, orientada a explicar la literatura desde las exigencias de la literatura misma, y no desde la subordinación de la interpretación literaria a cualesquiera ciencias o sistemas ajenos a la propia literatura, por muy sofisticados o atractivos que resulten para el análisis y la explicación de cualesquiera realidades.
Esta obra se articula como una trilogía, cuyas tres partes nucleares —al margen de sus correspondientes preámbulos (Presentación y Prolegómenos) y epílogos (Apostillas, Glosario, Bibliografía, Videoteca y Antología de textos literarios)— disponen, bajo el título general de Crítica de la razón literaria, una interpretación racionalista, científica, crítica y dialéctica de la literatura, en tres órdenes principales:
1. Primera parte: la Crítica de la razón literaria como Teoría de la Literatura.
2. Segunda parte: la Crítica de la razón literaria como Crítica de la Literatura.
3. Tercera parte: la Crítica de la razón literaria como
Dialéctica de la Literatura.
Se
observará, pues, que cada una de las tres partes se singulariza por una forma específica de ejercer y demostrar el racionalismo literario, y se orienta hacia objetivos concretos y claros:
I. Razón teórica: la Teoría de la Literatura como ciencia de los materiales literarios, cuyo objetivo es la sistematización de los conceptos científicos fundamentales que hace posible la interpretación de la literatura.
II. Razón crítica: la Crítica de la Literatura como filosofía de la literatura, cuyo objeto es la interpretación de las ideas objetivadas formalmente en los materiales literarios.
III. Razón dialéctica: la Crítica de la razón literaria como Teoría de la Literatura enfrentada dialécticamente a otras teorías literarias presentes y pasadas.
I
La
primera parte, la Crítica de la razón literaria como Teoría de la Literatura,
fundamenta la razón teórica de la interpretación literaria a lo largo de 8
capítulos, dedicados a las siguientes cuestiones:
1) Postulados fundamentales de la Teoría de la Literatura.
3) Genealogía u orígenes de la literatura.
4) Ontología o materiales esenciales de la literatura.
5) Gnoseología o teoría del conocimiento literario.
7) Genología o teoría de los géneros literarios.
II
La
segunda parte, la Crítica de la razón literaria como Crítica de la Literatura, expone
la razón crítica de la interpretación literaria a lo largo de 4 capítulos,
organizados conforme a los cuatro tipos esenciales de literatura, genealógicamente desarrollados a lo largo de la Historia:
1) Crítica de la literatura primitiva o dogmática.
2) Crítica de la literatura crítica o indicativa.
3) Crítica de la literatura programática o imperativa.
4) Crítica de la literatura sofisticada o reconstructivista.
Se
desarrolla así una demostración práctica, sobre materiales literarios concretos
(autores, obras, lectores e intérpretes), de cómo se ejerce la crítica
literaria según la Crítica de la razón literaria previamente expuesta como Teoría de la Literatura.
III
La
tercera parte, la Crítica de la razón literaria como Dialéctica de la Literatura,
expone la razón dialéctica de la interpretación literaria, en 7 capítulos, a lo
largo de los cuales se despliega una crítica sistemática contra determinadas
teorías literarias contemporáneas, en particular contra las pseudoteorías
literarias posmodernas, sus limitaciones y deficiencias.
4) Dialéctica de interpretaciones.
5) Dialéctica de los géneros
literarios en el Quijote.
6) Dialéctica entre ciencia e ideología.
7) Dialéctica entre política y literatura.
§
Cómo citar esta obra en internet
La Crítica de la razón literaria puede citarse según un sistema universal que responde a la siguiente fórmula: numeración romana, seguida de coma y de dos guarismos árabes, separados estos últimos por un punto (por ejemplo: I, 4.8).
El número romano identifica cada uno de los 10 bloques en que se organiza la obra:
I. Presentación.II. Prolegómenos.III. Razón teórica.IV. Razón práctica.V. Razón dialéctica.VII. Epílogo.VIII. Bibliografía.IX. Glosario.X. Videoteca.
A todas estas secciones se añade una Antología de textos literarios, a la que se accede desde cada una de las entradas de la obra que se sirven de citas literarias para ejemplificar la teoría que se expone.
El
primer guarismo árabe identifica los capítulos integrados en cada uno de los 3
bloques (por ejemplo: I, 2. II, 7. III, 5, etc.). El segundo guarismo árabe
identifica los epígrafes en que se subdivide cada uno de los capítulos
constituyentes de cada uno de los 3 bloques principales (por ejemplo: I, 2.5.
II, 7.6. III, 5.10, etc.).
§
Y una cuestión de principio, no apta para talentos sensibles. Esta obra no se ha escrito porque su autor pretenda optar a nada. El autor no tiene ningún objetivo ni ningún interés en el mundo académico, universitario o gremial actualmente institucionalizado en diferentes ámbitos. Si ésa fuera su pretensión, en lugar de haber elaborado este libro habría dedicado su tiempo a hacer labores de pasillo y de intriga universitaria, las actividades más y mejor valoradas y recompensadas, hoy y siempre, en la actual universidad española, europea y americana (sobre todo en esta última, tan jactanciosa a la hora de anunciar al mundo lo mucho que en ella se trabaja: una gran patraña). No, este libro no se escribe para dignificar a ninguna Universidad, ni para anunciar en sus páginas iniciales el agradecimiento a una institución pública o privada, estatal o gremial, que haya aportado dinero o subvenciones contributivas a su posible elaboración o publicación. Ninguna institución, ni pública ni privada, ni ningún proyecto de investigación de ningún ministerio estatal, ni de ninguna consejería provincial o nacionalista (según se mire la geografía subestatal de cada territorio), ni ningún grupo económico, ni financiero, ni industrial, ni religioso, ni ideológico, ni políticamente correcto, ha sido solicitado ni requerido por el autor para auxiliar de ningún modo el proceso de elaboración ni de publicación de este libro. El autor no quiere contraer deudas indeseadas. Ni trato alguno con acreedores o explotadores profesionales de mecenazgos. Ni vínculos ni relaciones con ningún tipo de ámbito político ni grupo ideológico. Este libro tiene como objetivo algo muy simple: construir una Teoría de la Literatura destinada a la interpretación científica, crítica y dialéctica de la literatura, dado que en la actualidad no existe ninguna que el autor considere suficientemente solvente. En lugar de teorías literarias, lo que el lector interesado encuentra es ideología y psicologismo, o simplemente, tropología rupestre y necedades nutridas de miseria. Eso ha sido y es esencialmente la posmodernidad: farsa, nulidad y nesciencia. Contra la tiranía académica y anticientífica de ese tercer mundo semántico se ha escrito —entre otras razones y motivos— la Crítica de la razón literaria.
§
Esta
obra, Crítica de la razón literaria,
se escribe y publica en una época en la que se ultima la destrucción
—sistemática e irreversible— del conocimiento históricamente institucionalizado
en las Universidades y en las estructuras institucionales del Estado
contemporáneo.
Es muy
cierto que el conocimiento históricamente organizado y administrado desde las
Universidades fue siempre muy discutible, pero era, hasta hoy al menos, el
medio del que disponían los seres humanos para educarse científicamente más
allá de su adolescencia. En nuestros días ya no es posible: la Universidad no es en estos momentos una institución científica, sino ideológica, degenerada y
corrupta. Por razones que se explican en diferentes capítulos de esta obra[1], la
Universidad ha reemplazado la ciencia por la ideología, y se ha inhabilitado a
sí misma, especialmente en todo lo relacionado con las tradicionales «ciencias
humanas», para el ejercicio del conocimiento y la investigación. Ciencia y
docencia no tienen ya cabida ni sentido en los modelos actuales de Universidad,
una institución cuyo fin de hecho es la propaganda, el entretenimiento y la disimulación del
fracaso de una sociedad política que todavía hace posible su existencia
—necrótica— como presuntos centros educativos o investigadores[2].
¿Durante
cuánto tiempo podrá sostenerse esta farsa? Lo ignoro. Imagino que mientras se disponga
de dinero para subvencionar su puesta en escena. Ahora bien, ¿cómo puede
sobrevivir la educación científica en un mundo gobernado por la ideología,
incluso en sus instituciones académicas y universitarias? ¿Cómo contribuir al
desarrollo efectivo del conocimiento, si las instituciones que deben ampararlo
y desarrollarlo, como es el caso de la Universidad, renuncian a él de forma
explícita?
§
Esta obra se
publica en uno de los momentos más depresivos de la historia académica contemporánea.
Lo sabemos. Supusimos, equivocadamente en un principio, que tendría más enemigos que lectores, pero no fue así: esta obra tuvo un éxito impresionante tras su publicación en 2017, que se tradujo en una difusión inmediata en la sociedad y en el mundo académicos, con interminables debates en internet y redes sociales, con más de 9 ediciones en menos de 5 años, con la celebración de múltiples congresos y cursos universitarios dedicados a su interpretación, y un creciente repertorio de publicaciones, entre libros, artículos y tesis doctorales, de jóvenes investigadores interesados en el desarrollo de esta nueva metodología. Resultado de este éxito editorial, académico e investigador fue la creación de la Cátedra Hispánica de Estudios Literarios, y de su Escuela homónima, entre cuyos fines está la preservación y difusión de un espacio académico destinado al estudio de la Crítica de la razón literaria y sus consecuencias en la interpretación de la literatura.
Ocurre, precisamente, que desde finales del siglo XX la interpretación de la literatura refleja ante todo un agotamiento de la posmodernidad. A la interpretación posmoderna de la literatura se enfrenta sin rodeos la Crítica de la razón literaria. La presunta crítica a la metamorfoseada herencia de la Ilustración no ofrece nada nuevo desde hace lustros, acaso décadas. La teoría literaria difundida durante los últimos años se manifiesta como un estertor de la retórica posmoderna, que nos sitúa una y otra vez en el mismo callejón sin salida. Las musas de la ira parecen haber conducido la investigación sobre literatura, cultura, problemas intelectuales y políticos, hacia una guerra ideológica —hoy completamente improductiva— contra la imagen de Occidente. El problema de los falsos problemas es que exigen soluciones también falsas.
Este libro expone, contra el agotamiento de lo que podría denominarse el discurso de las musas de la ira, cuyo origen más decisivo encontramos en la obra de Rousseau[3], y que constituye una de las dimensiones medulares de la retórica posmoderna contemporánea, expone ―digo― una Teoría de la Literatura basada en la Crítica de la razón literaria, como sistema científico, crítico y dialéctico de interpretación de la literatura.
La presente obra se convierte de este modo, y de forma específica, en una
Teoría de la Literatura de naturaleza racionalista, científica, crítica y
dialéctica, cuyo fin es la interpretación de los conceptos y las ideas objetivados formalmente
en los materiales literarios (autor, obra, lector y transductor). La Teoría de
la Literatura es, en suma, el conocimiento científico de estos materiales
literarios, del mismo modo que la Crítica de la Literatura es el conocimiento filosófico de esos mismos materiales. Y el fin de ambas es demostrar que la literatura es inteligible, es decir, algo superior e irreductible a lo meramente sensible. No por casualidad el mundo social, cultural y político anglosajón ha reducido la literatura a sentimiento, sensación y sensibilidad, esto es, a aisthesis o estética, con frecuencia bajo el formato de las más extremas formas de cursilería y memez. La estética anglosajona suplanta en la posmodernidad a la poética hispanogrecolatina.
Sabido es que la Crítica de la razón literaria se hace eco de uno de los postulados de Bachelard, actualizado por Bueno, según el cual pensar e
interpretar es pensar e interpretar contra
alguien. Dime qué piensas, y te diré contra quién lo haces. Se considerará,
pues, que la dialéctica está en la base de todo pensamiento crítico y, por lo
tanto, racionalista. La dialéctica es más importante que el diálogo, porque
desde todos los puntos de vista aquélla presupone a éste, lo engloba y lo hace
progresar. En consecuencia, no se buscará aquí el consenso, sino la crítica. El diálogo no es suficiente. Habermas siempre ha sido una caricatura, jibarizada, de Marx. La Crítica de la razón literaria exige la dialéctica.
Hoy la interpretación literaria se expone con frecuencia como una idealización
semántica de sus referentes, aquellos términos a los que apelan las obras de
arte, cuando en realidad debe ser una materialización pragmática y crítica de
sus ideas, esto es, de las ideas que hacen posible el adecuado progreso de la
vida humana. El mundo sigue exigiendo transformaciones, y no sólo
interpretaciones. Y para transformar la realidad, incluso simplemente para
habitarla, es imprescindible conocer los hechos que la sustentan y hacen
posible. Negar los hechos supone extraviar toda interpretación ulterior.
Nuestro objetivo no es la ideología, sino la política; no es la fe, sino la
razón; no son los dioses, sino los seres humanos; no son los salvajes o
bárbaros, sino las personas civilizadas; no es la religión, sino la filosofía crítica;
no es la opinión, sino la ciencia; no es el dogma, sino la dialéctica. No
hablaremos de emociones, ni de estados de ánimo, ni tampoco de derechos ni
utopías. El lector no tiene en sus manos un catecismo, ni un manual pedagógico,
ni tampoco un código penal. Éste es un libro crítico sobre literatura y sobre
teoría y crítica de la literatura. La ciencia no es democrática. No es la mayoría
de la ciudadanía elegida quien decide cuántas valencias tiene el benceno,
cuántas sílabas métricas constituyen un endecasílabo, o cuántos sostenidos
componen la tonalidad de Re Mayor. La ciencia tampoco puede usarse como signo
de algo irreal. El pensamiento científico no es soluble en la corrección
política y ni en sus imperativos contemporáneos.
La
exposición de la Crítica de la razón literaria como Teoría de la Literatura se
desarrolla aquí a lo largo de 8 capítulos, que constituyen las áreas esenciales
de este sistema de interpretación, al que está dedicado el primer bloque del libro, la denominada Parte I o racionalismo teórico.
1. En
primer lugar, se exponen sus Postulados fundamentales, que son el racionalismo, la crítica, la ciencia, la
dialéctica y la symploké. Al margen
de estos principios, la interpretación literaria suele devaluarse en una
retórica acrítica, descriptiva y doxográfica.
2. En
segundo lugar, se ofrece una delimitación precisa de la Idea y concepto de literatura, desde la tetralogía espacial de la Crítica de la razón literaria: el espacio
antropológico, el espacio ontológico, el espacio gnoseológico y el espacio poético o estético.
3. En
tercer lugar, se expone una Genealogía de la literatura, donde se sintetiza el origen, concepción y génesis de lo que
la literatura es, a través de las cuatro estructuras o familias literarias
fundamentales: la literatura primitiva o dogmática, la literatura crítica o
indicativa, la literatura programática o imperativa y la literatura sofisticada
o reconstructivista.
4. En
cuarto lugar, se da cuenta de una Ontología de la literatura, fundamentada
en una crítica de los cuatro materiales literarios efectivamente existentes: el
autor, la obra literaria, el lector (quien interpreta para sí) y el crítico,
intérprete o transductor (quien interpreta para los demás). Queda de este modo
planteado el cierre categorial de la Teoría de la Literatura.
5. En
quinto lugar, se justifica una Gnoseología de la literatura, es decir, un conocimiento de los materiales literarios
basado en criterios que toman como referencia la conjugación entre forma y
materia, frente a los tradicionales estudios epistemológicos ―e idealistas―,
que se basan acríticamente en la oposición sujeto / objeto. La gnoseología de
la literatura examina las posibilidades y condiciones de formalizar la crítica
de los materiales literarios justificando de este modo su cierre categorial.
6. En sexto
lugar, se define el Concepto de ficción en la literatura, a partir de las nociones de existencia estructural y
existencia operatoria, para concluir en que la ficción literaria es
fundamentalmente una materia carente de existencia operatoria.
7. En
séptimo lugar, se sistematiza una Genología de la literatura, es decir, una teoría crítica de los géneros literarios,
donde se delimita el concepto de género en la investigación literaria, a
partir de la teoría de las esencias plotinianas frente a la teoría de las
esencias porfirianas, que es la tradicionalmente seguida ―por Aristóteles y por
Hegel―, sin apenas crítica alguna que cuestione sus fundamentos y aplicaciones.
8. En
octavo y último lugar, se examina la Idea, concepto y método de la Literatura Comparada, a partir de la figura
gnoseológica de la relación de
materiales literarios, como criterio y pauta metodológica fundamental en el
ejercicio de esta disciplina. Aquí se dará cuenta, entre otras cuestiones, de
la crítica de los metros, prototipos, paradigmas y cánones literarios.
A esta Parte I, o racionalismo teórico, siguen las partes II (racionalismo crítico) y III (racionalismo dialéctico), dedicadas respectivamente a la exposición de las demostraciones críticas y dialécticas de la Crítica de la razón literaria como Teoría de la
Literatura, mediante el desarrollo de investigaciones referidas a obras,
autores y materiales de máxima importancia y referencia en la interpretación
literaria.
El conjunto
de estas contribuciones da lugar a un sistema de pensamiento interpretativo y
crítico destinado al examen racionalista de la literatura y sus materiales. El
fin del arte es, en suma, la interpretación humana y normativa. Sin pautas de
interpretación ―sin criterios― no es posible ejercer la crítica literaria. Se
ofrece de este modo una obra declaradamente crítica y conscientemente
diferente, una obra heterodoxa que tendrá que abrirse camino por sí misma, a
través de una sociedad peligrosamente próxima a un «tercer mundo semántico», y
en medio de una época que valora más la ideología que la ciencia, que está más
seducida por la fe que por la razón, que prefiere la protesta escenificada a la
crítica efectiva, que vive sin oasis en el espejismo del desierto, y que sobrevive
extraviada ―y sin querer asumirlo― en el cultivo del autoengaño y la autocensura.
Vivimos
en una sociedad que se esfuerza extraordinariamente en reprimir la más
importante de las cualidades humanas: la razón. Nuestra época permite superar
los mitos freudianos. Si antaño la razón se malinterpretaba como instrumento o
sujeto de represión, hoy sin duda es el principal objeto de represión. La
nostalgia de la barbarie, junto con la reconstrucción de formas primitivas y
neomíticas de vida, es hoy la más potente fuente represora del racionalismo
humano. Rousseau, Nietzsche y Freud han sufrido una amarga eversión, que la
mayor parte de sus apologetas sigue ignorando.
Este
libro diseña una línea de pensamiento crítico y literario contraria a los
enemigos del racionalismo, en relación dialéctica contra las musas de su ira.
§
Ha de
insistirse en que la mayor parte de las teorías literarias desarrolladas en las últimas
décadas no se ha enfrentado nunca directamente con la totalidad de los
materiales literarios. A veces no se ha enfrentado ni siquiera a materiales
literarios. Y en muchos casos no sólo no se han enfrentado entre sí, como
sistemas de interpretación
literaria, sino que simplemente se ignoran de forma mutua y
absoluta. Es decir, no ejercen ni la crítica ni la dialéctica. En la mayoría de
los casos, son teorías literarias ablativas, que cercenan o amputan partes
esenciales de los materiales literarios, como la ficción, o incluso materiales literarios
completos, como el autor o el intérprete. En otros casos, se trata abiertamente
de teorías literarias que se relacionan entre sí sin
relacionarse con la literatura.
De un modo u otro, la actividad académica, tanto en España como fuera de España —pese a la ceguera y silencio de los españoles ante lo que ocurre en las universidades extranjeras— ha sido y es muy endogámica. La Universidad es endogámica por naturaleza y esencia. Este hecho limita y empobrece toda posible investigación. El trabajo verdaderamente original siempre ha sido obra individual y poco o nada ha tenido que ver con la Universidad y su pompa. El diálogo universitario con la crítica —siempre aparente— sólo se produce cuando los interlocutores han asegurado previamente su propia endogamia, es decir, cuando se han cerciorado de que ninguna crítica verdadera les será planteada. El resultado es siempre una interpretación —literaria o no, pues cualquier cosa vale— muy endonímica. De hecho, la mayor parte de las denominadas teorías de la literatura ni siquiera son teorías. Se han gestado en el desconocimiento de la dialéctica e ignoran incluso la esencia misma del contraste y de la crítica. En el mejor de los casos, algunas de ellas suelen ser —simplemente— publicidad. Siempre al servicio de determinadas ideologías.
Pero en el gremio de los «teóricos» de la literatura se habla endonímicamente de teorías literarias, aunque la mayor parte de ellas no resistirían ni una sola crítica gnoseológica. Exonímicamente, es decir, interpretadas desde fuera de ese gremio, la mayor parte de esas supuestas teorías no son sino ideologías y retóricas gregarias que, por diversas circunstancias acríticas, se han implantado en los medios académicos. Muchas de estas corrientes retóricas son de importación. En España, tras la estilística de Dámaso Alonso, no es posible reconocer a nadie que haya construido una Teoría de la Literatura digna de este nombre. Y advierto que no conviene confundir la construcción de una teoría literaria original con la importación española de teorías literarias extranjeras, de manufactura eslava, francesa, alemana o angloamericana. Incluso la propia estilística española de los Alonso hunde sus raíces en el psicologismo de la filología alemana decimonónica. Mis colegas deben reconocerlo: se han dedicado masivamente, durante décadas, al cultivo y reproducción de teorías literarias importadas, traducidas, citadas y recitadas una y otra vez. ¿Dónde está la originalidad?
En realidad, muchas de estas teorías o pseudoteorías literarias, particularmente desarrolladas en el teoreticismo y el formalismo del siglo XX, y derivadas de sus consecuencias más idealistas, han circulado en una suerte de limbo hipertextual cuya relación con los materiales literarios ha sido, las más de las veces, nula. Este tipo de retórica pseudoliteraria, en sus manifestaciones más extremas, acaba por ser una retórica —francamente cursi en muchas ocasiones— de culturas, ideologías o identidades gremiales, cuyos contenidos, cuando resultan legibles, son por completo estériles para la literatura, el lenguaje y el conocimiento humano. A nadie sorprende, aunque nadie lo critica ni cuestiona, el hecho de que actualmente las corrientes «teórico-literarias», así como los discursos a través de los cuales se manifiestan y transmiten, exijan la adhesión ideológica de quienes las utilizan, de modo que es necesario ser mujer para ejercer la «teoría literaria» feminista, etc. Pensemos en el disparate que supondría exigir a un médico que fuera mujer para ejercer la obstetricia y la ginecología.
Dos hechos determinan hoy el futuro de la interpretación de la literatura: 1) el idealismo irracionalista dominante en los estudios literarios actuales frente a un racionalismo crítico cada día más alejado de las instituciones académicas (biocenosis literaria), y 2) la disolución científica y descomposición institucional de los sistemas universitarios (necrosis académica).
Estos
hechos constituyen los dos tumores fundamentales de la investigación literaria
actual. Ambas tendencias se mantienen de forma muy rentable y muy potente, por
razones ideológicas, burocráticas y mercantiles, en nuestro más inmediato
mundo contemporáneo y posmoderno.
La
Universidad es, de hecho, un submundo aislado del mundo.
Hoy las Ciencias, si pretenden sobrevivir, han de enfrentarse a las ideologías y a las culturas. Dos términos que son caras de la misma moneda. A diferencia de lo que ocurría en pasados siglos, cuando las religiones y las creencias fideístas monopolizaban —y cercenaban— la actividad investigadora, hoy son las culturas y las ideologías las que ejercen ese poder represor e involucionista. Transitamos tiempos en los que el irracionalismo de culturas e ideologías reprime y subvierte el racionalismo de las Ciencias y de las Filosofías. En este contexto, la Literatura sólo resultará legible, es decir, sólo sobrevivirá como tal, si sus intérpretes son racionales. Y poderosos. De nada sirve la razón sin un poder político y económico que la haga efectiva. Una razón débil no es una razón práctica. No basta disponer de una razón teórica: saber razones exige saber disponer de una razón práctica. Y dialéctica. El triunfo del irracionalismo es el fin de la Literatura y de sus posibilidades y condiciones de interpretación. El triunfo del irracionalismo es, también, el fin del género humano. No es posible sobrevivir de espaldas a la razón.
NOTAS
[1] Vid. especialmente los capítulos III, 5.1.3 y V, 6.5, dedicados respectivamente a la constitución de las ciencias contemporáneas y al estado actual de la Universidad.
[2] Me permito citar las siguientes palabras de María Elvira Roca Barea, autora del libro Imperiofobia y leyenda negra (2016): «Siempre ha habido analfabetos, pero ahora salen de las universidades».
[3] Vid. a este respecto la obra de González Cortés, El espejismo de Rousseau. El mito de la posmodernidad (2011), cuya lectura ha inspirado precisamente esta metáfora de genitivo ―las musas de la ira―, tan representativa de las raíces del pensamiento posmoderno, y de la que me serví precisamente en uno de mis libros anteriores sobre Teoría de la Literatura (Maestro, 2014).
Información complementaria
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «Prólogo a la edición impresa», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (Presentación, I, 4), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria