Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
No hay nada moderno en Dostoievski:
salvo el gusto morboso por las enfermedades mentales
Referencia VI, 14.37
Crimen y castigo es una
novela policíaca narrada desde la psicopatología de un criminal. Concretamente,
desde el criminal que todas las personas normales y corrientes llevamos
dentro... Por fortuna, la mayoría de los lectores han reconocido a ese criminal
frustrado en el espejo de la literatura, y allí, más o menos aliviados, lo han
dejado dormido, pero con los ojos abiertos.
Así es como la literatura y Dostoievski convierten a un psicópata y a un asesino en una criatura admirable. Y asequible.
Si la novela resulta tan inquietantemente
atractiva, se debe sin duda a su capacidad para delatar la criminalidad del
lector sin que éste abra la boca, pero con toda su complicidad. Porque esta
novela dialoga siempre con el mismo destinatario, un destinatario único y
universal: el asesino que, inocentemente ―insisto―, todos y cada uno de
nosotros llevamos dentro, y no precisamente en nuestros sueños, sino en nuestra
vigilia.
La democracia jamás ha podido
invisibilizar ni silenciar esa vigilia. Hoy, bajo las imperativas patologías de
la posmodernidad, menos que nunca. La literatura ―y la de Dostoievski está bien
lejos de ser la excepción― es mucho más poderosa que cualquier idealismo
político.
Crimen y castigo es la
novela que Nietzsche no supo escribir. Y que sin duda le hubiera gustado
protagonizar. Una más de sus infinitas frustraciones.
Después de Dostoievski, los
criminales y asesinos parecen disponer de una extraordinaria destreza para
disfrazarse de locos. Y ser venerados y respetados por ello. Como si un asesino
o un criminal fueran lo que son por locura. Así se celebra hoy el crimen sin
castigo y la locura con respeto.
La verdadera libertad comienza
donde termina la ley. Porque la libertad, de hecho, sólo es verdadera si lo es
para delinquir. Lo demás… se llama obedecer.
Dostoievski es el principal autor
posmoderno olvidado completamente por los autores posmodernos. Más
precisamente: es el gran hermeneuta de la sospecha silenciado por los
hermeneutas de la sospecha. En el itinerario Marx, Nietzsche, Freud, desde
siempre ha faltado Dostoievski. Las razones de todo ello hay que buscarlas en
una literatura ―la dostoievskiana― que, hasta el presente, nunca ha sido
atentamente comprendida por la posmodernidad ―ni por sus propios
contemporáneos―, algo que en absoluto debe sorprendernos, habida cuenta de la
dimensión anglosajona de los sofistas posmodernos y de los extravíos
formalistas de un Bajtín seductor y latebroso, enredado en un concepto tan
simple y tan inútil como el de novela polifónica. Las razones de la
posmodernidad de Dostoievski exigen remontarse a ciertas genealogías muy rusas
y nada roussonianas.
El cristianismo ortodoxo
―dominante en Rusia y en todo el Oriente eslavizado― se separa del cristianismo
occidental en el hoy antiquísimo Cisma de 1054 o Cisma de Oriente, protagonizado
por el entonces papa romano León IX y el patriarca de Constantinopla, Miguel I
Cerulario, por disidencias, como siempre, más políticas que religiosas. Se
aduce, incluso, que entre las razones del Cisma figuraba la acusación
constantinopolitana contra el rito romano de utilizar pan ácimo o cenceño, esto
es, sin levadura, en el proceso de la Eucaristía.
Pero lo cierto es que para el
cristianismo ortodoxo ―y aquí sí interviene la literatura de Dostoievski― la
expiación de los pecados se da en este mundo y no en una metafísica post
mortem, como plantean el cristianismo católico y protestante. Así ocurre en
la visión de los personajes de Dostoievski, los cuales saben que deben pagar
sus culpas en este mundo. Y no reaccionan para evitar esa punición. En Crimen
y castigo, Raskólnikov asume la condena, y confiesa sin atenuación todos
los detalles de sus crímenes.
Tras su encarcelamiento en Siberia, Dostoievski abandona el nihilismo y sus ideas anteriores, con las que se había identificado en su juventud, para reinterpretar la realidad desde criterios propios de un cristianismo ortodoxo. El peso de la religión se articula como una ideología renuente al progreso, las ciencias, la razón y los paradigmas seculares de su tiempo. Dostoievski actúa como un posromántico, nostálgico de los valores religiosos del Antiguo Régimen, en la línea de Hegel, Nietzsche o Heidegger. Los nostálgicos de lo absoluto, obsesionados con la idea de una metafísica sin dios, de un vacío teológico que no pueden soportar, enemigos como son de toda razón antropológica: no pueden tolerar que se viva la vida bajo una razón teológica que la ciencia ha reducido a la nada.
Su
imperativo bipolar es una alternativa aberrante: o Dios, o nihilismo, pero
jamás el ser humano. O razón teológica, o nada, pero jamás razón antropológica.
Se trata, en suma, no de la negación de Dios, sino de la negación del Hombre.
No son nihilistas teológicos, sino políticos: no niegan a la Iglesia, cuyo
absolutismo añoran, castizamente, sino al Estado, de cuyo poder disienten,
insolidariamente. Prefieren la complicidad del cura a la autoridad del
repúblico. Todo lo contrario representa y exige la obra literaria de Cervantes.
Dostoievski, tras la decepción de su experiencia nihilista, se retrotrae a la
restauración de un racionalismo teológico de fundamento cristiano y ortodoxo.
Considera que la ciencia deshumaniza, y que la religión humaniza. Postula que
la ciencia borra y destruye las diferencias entre el bien y el mal, y que la
religión las restaura y las preserva: «Si Dios no existe, todo está permitido»,
ésa es la condición ―sine qua non― más célebre de Los hermanos
Karamazov.
Mucha ilustración, mucho
kantismo, mucha «mayoría de edad», mucha retórica prusiana, pero luego resulta
que son incapaces de pensar sin Dios, porque, pese a tanto racionalismo
ilustrado, los hijos del idealismo alemán y del romanticismo europeísta anglosajón y afrancesado, jacobino y literario, no disponen de razón
antropológica, porque toda razón es ―para ellos― teológica. No aceptan al ser
humano sin Dios. No aceptan un mundo sin Dios. Dicho de otro modo: no aceptan
un Estado libre, sin dominio de una Iglesia. ¿Y por qué no lo aceptan? Pues
porque su mentalidad sigue siendo la del Antiguo Régimen: con 200 años de
retraso. Y con escarapela incluida.
No hay nada moderno en Dostoievski, salvo el contenido menos literario de su literatura: el gusto morboso por las enfermedades mentales. Toda su literatura es una poética embellecedora de las psicopatologías humanas. La literatura como preservación de la locura. Sus psicópatas son muy simpáticos, sí, sin duda, porque son zumbados de papel, tronados genuinos de folletín, locos literarios, tarados de novela, es decir, ficciones. Por fortuna. Porque cosa bien distinta es meterse en la cama con un Raskólnikov, algo que el mundo posmoderno insiste en presentarnos como positivo, solidario e incluso imprescindible para la eudemonía globalizante. Éste es el mayor conflicto de nuestro tiempo, de nuestra posmodernidad saturada de barbarie y decadencia, el hecho atroz de que, tarde o temprano, todos y cada uno de nosotros tendremos una cita inevitable con Raskólnikov.
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «No hay nada moderno en Dostoievski: salvo el gusto morboso por las enfermedades mentales», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (VI, 14.37), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria
- IV, 3.1 - Platón y su teoría poética de la locura contra la literatura: República, X.
- V, 5.6 - La locura en el Quijote. Propiedades literarias.
- VI, 15.6 - Facultades de Letras y manicomios.
- VI, 15.37 – La venganza del Romanticismo.
- VI, 15.39 - Los filósofos de hoy han dejado de interpretar el mundo para dedicarse solamente a interpretar la filosofía.
Introducción (2 vídeos)
- Dostoievski, seductor de psicópatas: introducción a Crimen y castigo desde a Crítica de la razón literaria.
- No hay nada
moderno en Dostoievski: salvo el gusto morboso por las enfermedades mentales.
- Al igual que
Nietzsche, Dostoievski no sabe vivir en un mundo sin Dios.
Interpretación (30 vídeos)
- Introducción a
la lectura de Crimen y castigo: Raskólnikov legitima las
psicopatologías de la posmodernidad.
- Dostoievski
crea en Crimen y castigo la novela naturalista del siglo XIX
antes que Zola y después de Cervantes.
- La pesadilla de
Raskólnikov: los sueños de los idealistas provocan insomnio y conducen al
fracaso.
- Dostoievski
hace creer al lector de Crimen y castigo que él, el lector,
y no Raskólnikov, es el asesino.
- Crimen
y castigo,
novela psicológica: angustia, miedo y ansiedad en Raskólnikov. La literatura no
es una ciencia.
- La figura del
médico en la literatura: Zosímov, el médico de Raskólnikov en Crimen y
castigo.
- La figura del
energúmeno en la literatura: Luzhin, el pretendiente en Crimen y
castigo.
- La
figura literaria del secretario de juzgado: Zamiótov o el diálogo extrajudicial
con un psicópata.
- El personaje
autodestructivo en Dostoievski y la literatura democrática: Marmeládov. Más
allá del naturalismo.
- Dostoievski y Raskólnikov: ¿cuáles son los rasgos del psicópata? ¿Son las filosofías idealistas una forma de psicopatología?
- Dostoievski:
artífice y precursor en Crimen y castigo de las filosofías
de Nietzsche y Freud.
- El idealismo de
la figura de la prostituta en Crimen y castigo de
Dostoievski.
- Filosofía
(patológica) del crimen: de Dostoievski a Nietzsche. El mito del superhombre.
- «¡Tú
eres el asesino!»: Dostoievski, ingeniero y constructor literario del
Inconsciente freudiano.
- El
personaje nihilista en Crimen y castigo de Dostoievski:
Svidrigáilov. Una deuda con la literatura española.
- Expresionismo
literario en Crimen y Castigo de Dostoievski: el psicópata y
la prostituta idealizada. Todo filósofo piensa siempre como un adolescente.
- Los
3 grandes maestros universales de la psicología: criminales, prostitutas y
psicópatas. La lección de Dostoievski en Crimen y castigo.
- Dostoievski
y la degradación literaria de los seres humildes: una literatura que preserva a
las élites del fracaso.
- Dostoievski,
otro literato que se burla de la filosofía que él mismo ha profesado: el
nihilismo ruso.
- El
festín de los miserables en Crimen y Castigo de Dostoievski:
un entremés esperpéntico de pobres, degenerados y psicópatas.
- El
placer de la calumnia: la literatura de Dostoievski esquiva la realidad
mediante un entremés sin sentido del humor.
- Dostoievski
demuestra que la literatura es lo que los enemigos de la libertad no han podido
evitar ni destruir.
- El mundo que
viene: retrato del futuro en Crimen y castigo de
Dostoievski, o la tragedia grotesca de morir en tiempos de locos.
- Literatura y
psicología: cómo narrar un crimen sin confesarlo: Raskólnikov acusado por el
juez.
- Svidrigáilov,
retrato literario de un pederasta en Crimen y castigo de
Dostoievski.
- Svidrigáilov contra
Dunia: acoso, sexo y violencia en Crimen y castigo de
Dostoievski.
- Suicidio,
onirismo y literatura en la muerte de Svidrigáilov en Crimen y
castigo de Dostoievski.
- Las despedidas
trágicas en la literatura: de Héctor y Andrómaca a Raskólnikov en Crimen
y castigo.
- Crimen y
castigo: Raskólnikov en el penal de
Siberia. Cinco postulados fundamentales de la interpretación literaria.
- Sobre el desenlace final de Crimen y castigo de Dostoievski: la última pesadilla de Raskólnikov o el placer del Apocalipsis.
No hay nada moderno en Dostoievski:
salvo el gusto morboso por las enfermedades mentales
Al igual que Nietzsche, Dostoievski no sabe vivir en un mundo sin Dios
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