Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
Construcciones objetuales y construcciones proposicionales
De las nueve figuras gnoseológicas
mencionadas en los apartados anteriores (términos, relaciones y operaciones; fenómenos, referentes y esencias o estructuras; y autologismos, dialogismos y normas), sólo cuatro de ellas pueden satisfacer unas mínimas pretensiones
de objetividad, al segregar o neutralizar la presencia del sujeto operatorio
del proceso mismo de la investigación científica. Se trata de los términos y
relaciones, en el eje sintáctico, y de las esencias y los referentes, en el eje
semántico. Las restantes figuras (operaciones, fenómenos, autologismos,
dialogismos y normas) son indisociables de la perspectiva personal y subjetiva,
y por lo tanto no se sustraen a la presencia del sujeto operatorio que
las determina.
La
objetividad de la construcción científica exige trascender las implicaciones
del sujeto operatorio, esto es, segregar o neutralizar la presencia de los
componentes subjetivos a él relativos, los cuales, por otra parte, son
inexcusables en determinados umbrales inherentes en todo proceso de
construcción científica y operatoria. No se olvide nunca que no hay ciencia sin seres humanos que la ejecuten.
La única posibilidad de asegurar la neutralización del sujeto operatorio en un proceso de interpretación es establecer el cierre categorial del campo científico que se investiga. Sólo cuando el campo de interpretación comienza a cerrarse categorialmente, mediante procesos de identidad sintética, dados entre conceptos construidos a partir de términos, las operaciones subjetivas pueden resultar neutralizadas y segregadas. Los cierres categoriales se alcanzan —siempre de forma provisional y relativa— a través de complejos procesos constructivos que comienzan por discriminar las denominadas construcciones objetuales y construcciones proposicionales.
Las construcciones objetuales resultan de las operaciones sintácticas en sentido estricto, ejecutadas por un sujeto operatorio, en virtud de las cuales los términos —constituidos a partir de la interpretación de los fenómenos— se relacionan entre sí de forma racional y lógica, para dar lugar a nuevos términos, más simples o más complejos, que van ampliando el campo categorial. Cuando la generación de nuevos términos se agota, es decir, cuando ya no es posible construir nuevos términos a partir de los términos existentes, decimos que el campo está cerrado —no clausurado—, lo que significa que, operatoriamente, se ha producido un cierre categorial. El cierre se amplía cuando se identifican nuevos términos en el campo categorial. Por esta razón los cierres siempre pueden resultar provisionales y relativos. Según la Crítica de la razón literaria, los cierres categoriales han de interpretarse como una objetivación sistemática de un determinado estado evolutivo de las ciencias. Sin embargo, de ninguna manera debe ni puede identificarse un cierre categorial o estado evolutivo de una ciencia con un paradigma científico o cultural, error en el que incurre Kuhn (1962) en su teoría de la ciencia, porque tal planteamiento supone identificar un cierre categorial con una clausura científica, que cercena el curso histórico de una ciencia. Kuhn percibe las ciencias como una sucesión de cortes sincrónicos dispuestos diacrónicamente, pero sin relación histórica entre ellos. Las ciencias no son una sucesión de sistemas sincrónicos, sino una evolución diacrónica de términos que se identifican, relaciones que se establecen y operaciones que se ejecutan a lo largo de la Historia, todo lo cual supone una irrevocable e irreversible ampliación del campo categorial de cada ciencia.
Recordemos que las operaciones permiten interpretar los fenómenos como términos conceptualizados, es decir, convierten los fenómenos sensibles en términos categoriales, delimitadores y constituyentes de un campo científico.
Las construcciones proposicionales resultan de las relaciones sintácticas entre los términos de un campo categorial. Las proposiciones se generan al establecerse una relación entre términos categoriales. Las proposiciones son figuras conceptuales, que remiten a la existencia de objetos formalizados o conceptualizados en un campo categorial. En términos de Bueno, una proposición es una figura gnoseológica que expresa una relación de identidad sintética, es decir, una verdad categorial.
Diremos, telegráficamente, que los determinantes (o definiciones) definen términos a partir de otros términos, preexistentes o nuevos, contextuales o heterocontextuales [T < T]; los relatores (o figuras gnoseológicas de relación) establecen conceptos a partir de términos dados en el campo categorial [C < T]; y que los operadores (o sujetos operatorios) establecen, construyen o identifican, a partir del análisis de los fenómenos, los términos constituyentes del campo científico de referencia [T < F]. De este modo, las operaciones consuman —ejecutan—, de modo provisional, el cierre categorial de una ciencia.
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «Construcciones objetuales y construcciones proposicionales», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (III, 5.2.2.4), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria
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