III, 1.3 - La Crítica de la razón literaria como método de interpretación de la literatura

 

Crítica de la razón literaria
 
Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica

Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades 
del conocimiento racionalista de la literatura 

Editorial Academia del Hispanismo, 2017-2022. 
Décima edición digital definitiva. 
ISBN 978-84-17696-58-0

Jesús G. Maestro
__________________________________________________________________________________


Índices





La Crítica de la razón literaria como método de interpretación de la literatura


Referencia III, 1.3


Crítica de la razón literaria

Como método de interpretación de la literatura, la Crítica de la razón literaria constituye una Teoría de la Literatura que se basa en los principios generales de una gnoseología materialista, teoría del conocimiento organizada en torno a la conjugación de los conceptos materia / forma, cuyo campo de interpretación es el conjunto de saberes contenidos en las obras literarias y con ellas relacionados, organizados sistemáticamente como conceptos categoriales, y cuyo objeto de interpretación son los materiales de la literatura (autor, obra, lector e intérprete o transductor).

En suma, en este contexto categorial ―los estudios literarios―, la Crítica de la razón literaria sistematiza una Teoría de la Literatura de naturaleza racionalista, científica, crítica y dialéctica, cuyo fin es la interpretación de los conceptos y de las ideas objetivadas formalmente en los materiales literarios. La Teoría de la Literatura es, pues, el conocimiento científico o conceptual de los materiales literarios, del mismo modo que la Crítica de la Literatura se plantea como el conocimiento filosófico y dialéctico de las ideas en ellos objetivadas. El fin de ambas ―teoría y crítica― es demostrar que la literatura es inteligible. En consecuencia, la literatura no es un discurso meramente sensible o emocionante, sino también, y sobre todo, una realidad que ―además de emociones― exige intelección. No basta lo sensible para interpretar la literatura: es necesario también lo inteligible. Todo hecho sensible exige siempre una explicación inteligible.

Es necesario distinguir aquí tres ideas gnoseológicas fundamentales: campo, material y espacio (Bueno, 1995, 1995a).

En primer lugar, desde la teoría de la ciencia propuesta por Gustavo Bueno, se postula que las ciencias no tienen objeto, sino campo. Campo biológico, antropológico, termodinámico, etc., son respectivamente los campos de investigación de la biología, la antropología y la termodinámica, por ejemplo. Campo es concepto gnoseológico destinado a eliminar el concepto de objeto aplicado a las ciencias. Campo designa aquí un conjunto de clases, de elementos enclasados, con relaciones entre ellas, de forma que se puedan establecer operaciones entre los términos o elementos de las distintas clases. Como señala Bueno (1992), con una clase única no habría más que tautologías. En suma, el campo de la literatura es el conjunto de materiales que constituyen la totalidad atributiva de las obras literarias junto con las entidades en ellas implicadas o relacionadas, en la que es posible identificar diferentes conjuntos o clases de términos (realidades físicas con las que trabaja la teoría literaria), entre los que un sujeto operatorio establece operaciones interpretativas (crítica literaria), de acuerdo con sistemas, reglas o estructuras de relaciones lógicas (metodología literaria)[1].

En segundo lugar, el material de una ciencia es todo aquello que puede ser física y lógicamente objeto de estudio por parte de esa ciencia: materiales, recursos, objetos, seres humanos, formas, signos... El material de la literatura delimita las partes del campo científico que tienen relación con la ciencia en cuestión, la Teoría de la Literatura, y las que no lo tienen. Afirmar, por ejemplo, que el objeto de la antropología es el ser humano es algo imperfecto, porque el ser humano también es objeto de la física, de la medicina, de la sociología, de la economía, etc. Los objetos no definen por sí solos a las ciencias, son los campos los que las definen, según la teoría del conocimiento elaborada por Gustavo Bueno (Teoría del cierre categorial, 1992), que aquí reinterpretamos en nuestra aplicación a las exigencias de la literatura y de la Teoría de la Literatura. El objeto de la antropología es el material antropológico (hueso humano, un hacha prehistórica, un idioma, un conjunto de relaciones sociales..., pues todos estos objetos son humanos, o resultado de la actividad humana, pero no son «el hombre»), del mismo modo que el objeto de conocimiento de la Teoría de la Literatura son los materiales de la literatura (las obras literarias; sus formas, sus referentes; las lenguas; los autores, editores, críticos, lectores, intérpretes; la sociedad, la historia literaria, las ideologías literarias, los transductores, etc.), pues todas estas entidades son materiales implicados ontológicamente en el conocimiento literario, pero no son por sí mismos, ni considerados aisladamente «la literatura». Cómo se define el material de una ciencia es algo que hay que responder desde un capítulo específico de la gnoseología materialista (Bueno, 1992, 1995), y de ello damos cuenta en el capítulo III.5 de esta obra, dedicado a la «Gnoseología de la literatura».

En tercer lugar, el espacio de una ciencia es el lugar o dimensión en el que está incluido el material con el que esa ciencia trabaja empíricamente. Desde un punto de vista histórico, el espacio de la Teoría de la Literatura se ha interpretado como un escenario codificado o canónico en el que hay que entender la literatura desde la mímesis aristotélica, la preceptiva clásica, la retórica, la filología, la lingüística, el historicismo, el psicoanálisis, el marxismo, la poética de lo imaginario, los formalismos y neoformalismos, la estética de la recepción, la semiología, la sociología, la deconstrucción, los feminismos, el nuevo historicismo, el multiculturalismo, entre un largo y contemporáneo etc. Cada teoría de la literatura ha codificado y diseñado su propio espacio para interpretar dentro de él lo que desea entender y autoriza a interpretar como Literatura, y ha prescindido, según sus intereses, gremiales o institucionales, científicos o ideológicos, de aquellos materiales y conceptos que no satisfacen plenamente sus orientaciones, creencias o presupuestos. Algunas teorías han situado el espacio literario en un lugar metafísico, hipostasiado, como en cierto modo hizo la preceptiva aristotélica del Renacimiento y el Neoclasicismo[2]; con idéntico rigor, otras teorías de nuestro tiempo han situado el espacio de la literatura en el contexto de las ideologías, monistas y megáricas, del mundo contemporáneo, como el feminismo y el nuevo historicismo, desarrollados al lado de creencias y exigencias constitutivas de un mundo social. De cualquier modo, no es posible entender la literatura sólo desde la ciencia, la ideología, la religión o la antropología, ni tampoco desde la literatura misma, como pretendieron originariamente algunos comparatistas y más recientemente los formalistas del siglo pasado[3]. El conocimiento de la literatura requiere la comprehensión del espacio en el que están físicamente incluidos, en relaciones dialécticas y procesos constantes de interacción, pluralidad y codeterminación, la totalidad de sus materiales.

Delimitados en este punto los presupuestos metodológicos de la Crítica de la razón literaria como Teoría de la Literatura, vamos a exponer a continuación los cinco postulados fundamentales en los que se basa como método de interpretación literaria.


____________________ 

NOTAS

[1] Términos, relaciones y operaciones son los tres sectores del eje sintáctico del espacio gnoseológico (Bueno, 1992), es decir, el espacio en el que se sitúan los materiales que constituyen el campo de investigación de una ciencia.

[2] Otros autores, como Platón, simplemente la «situaron» fuera de la República o el Estado, decretando la expulsión de los poetas de una presunta y «filosófica ciudad ideal».

[3] La literatura no se explica desde sí misma, sino que está rodeada de entidades que no son estrictamente literarias, así como de muchos otros elementos ajenos a ella. No se puede aceptar por tanto que toda la literatura sea inteligible exclusivamente desde los formalismos. La literatura no es absolutamente autónoma. Está inmersa en un espacio que no es exclusivamente literario, estético o poético, y del mismo modo que dentro de ese espacio no todo puede explicarse a partir de lo meramente literario, fuera de esa placenta envolvente, esto es, más allá de los límites de su campo categorial, la literatura tampoco resulta inteligible como tal de espaldas a la realidad del mundo del que forma parte. El espacio literario es un conjunto de realidades que envuelven a la literatura y que no son necesariamente literarias, pero gracias a las cuales los materiales literarios pueden organizarse de forma científica e interpretarse de forma crítica.






Información complementaria


⸙ Referencia bibliográfica de esta entrada

  • MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «La Crítica de la razón literaria como método de interpretación de la literatura», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (III, 1.3), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).


⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria