Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
Crítica literaria impresionista, sensible o mundana
Las interpretaciones literarias basadas en este tipo de crítica, que denominaremos impresionista, sensible o mundana, por estar recreada o incluso distraída en impresiones completamente sensibles referidas con frecuencia a cuestiones mundanas, son habitual resultado de una demostración libérrima de psicología individual aplicada a textos literarios concretos. No proporciona, ni puede pretender, ningún saber científico. Habitualmente inmersa o implantada en el presente práctico, social, político, ideológico, etc., como ámbito propio de un yo que pretende ser «ameno» ―y sofista―, se construye sobre una amalgama de apariencias imaginativas, de ideas inconexas y de impulsos psicológicos del más variado y entretenido pelaje. Este tipo de crítica está presente en el mundo académico ―sobre todo anglosajón― con más frecuencia de la que comúnmente se advierte e identifica[1]. Hace referencia a un uso adjetivo o «divertido» (no sustantivo ni científico) de lo que la crítica literaria, tal como aquí exigimos y exponemos, debe ser. Desde un punto de vista racionalista y científico, su aplicación a los estudios literarios es completamente impugnable. La Crítica de la razón literaria considera que la «formación del juicio» en torno a las Ideas que tienen una mayor presencia en nuestros días (Bien, Mal, Democracia, Libertad, Pena de muerte, Persona, Finalidad, Poder, Derecho...) es un proceso en el que la educación reglada, científica o filosófica, interviene en una proporción mínima, porque son las experiencias sociales, vitales y profesionales que cada individuo adquiere en el curso de una vida saturada de ideologías y limitaciones emocionales las que conforman ese juicio, bajo la forma de un completo prejuicio, es decir, su «impresión personal». Y son los medios de comunicación de masas los responsables principales de organizar y codificar sofísticamente para el consumo las creencias, mitos e ideologías desde las que conducir a las gentes. El sentido común es un simple (acto) reflejo de la ideología dominante recibida. Así, el ignorante, sin consciencia alguna de ridículo, presentará como propias Ideas que forman parte de un sistema que desconoce, pero lo hará como si fueran descubrimientos o convicciones personales, y no simples tópicos o lugares comunes que no revelan ni aportan nada nuevo. Es lo que sucede cuando la educación científica y reglada resulta sustituida por la impresión personal y el prejuicio satisfecho por un entorno acrítico. Sobre la base de este tipo de experiencias personales sigue publicándose hoy día mucha «teoría literaria» desde la cual se interpreta todo cuanto entra en contacto con el yo. Este tipo de «escritos» son a la Teoría de la Literatura lo que los libros de magia, autoayuda o pseudociencia, son a la Teoría de la Ciencia. En el mejor de los casos, pueden leerse como una parodia de la teoría literaria. Para el ignorante, el discurso racional, como el lenguaje científico, será siempre un discurso inexpresivo.
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NOTAS
[1] Es el tipo de «crítica» que practican autores como Harold Bloom, Hillis Miller o Terry Eagleton, por citar tres botones de muestra de los tantos que nutren el vasto costurero anglosajón.
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «Crítica literaria impresionista, sensible o mundana», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (III, 1.2.2), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
⸙ Bibliografía completa de la Crítica de la razón literaria