Una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica
del conocimiento racionalista de la literatura
El «artificio» como esencia de la poesía de Cervantes
No por
casualidad en 1997 Pedro Ruiz afirmaba, todavía, y con razón, que, respecto a
la lírica cervantina, «la reflexión continúa situada en los mismos
planteamientos que guiaron la crítica histórica decimonónica» (Ruiz, 1997: 63).
Este autor considera, muy acertadamente, que la crítica literaria, hasta hace
apenas unos años, interpretó la poesía de Cervantes desde dos limitaciones que
apenas se han superado: en primer lugar, la lectura de los poemas integrados en
sus obras literarias mayores como entidades siempre subordinadas a un discurso
envolvente y externo, y, en segundo lugar, la reducción de tales
interpretaciones, incluso hasta su disolución en lo anecdótico, en las
preocupaciones personales del autor sobre la opinión que sus contemporáneos
manifestaban respecto a su obra poética[1].
En lugar de una perspectiva distorsionadora que contraste el verso cervantino con su producción en prosa o con la de los poetas más notables de su generación y la siguiente, se impone restituir a esta escritura la historicidad de la que nace y en la que se constituye como un discurso caracterizado estéticamente, objetivo que debemos perseguir con preferencia a un simple juicio de valor […]. De este modo podemos encuadrar la producción poética cervantina entre los dos ejes que la definen históricamente, esto es, la crisis de la poesía española en el tránsito del siglo XVI al XVII y los irónicos juegos de perspectivas característicos de toda la obra del autor (Ruiz, 1997: 76-77).
La mayor parte
de la poesía de Cervantes está extensionalizada e integrada en el resto de sus
obras literarias. Se ha insistido en que carecemos de una obra lírica de
referencia, así como de una antología, autorial o contemporánea al autor, de
sus versos. Por esta razón puede considerarse la ontología de la lírica
cervantina como un meroema, y no como un holema. A la crítica posterior al
autor ha correspondido la labor de recopilar la totalidad de los textos
poéticos cervantinos en diferentes antologías y ediciones críticas, no muy
abundantes, por cierto. El corpus de la poesía de Cervantes se
encuentra constituido por 4 tipos de textos: 1) Viaje del Parnaso,
2) poesías sueltas, 3) poemas insertos en obras literarias escritas en prosa, y
4) comedias y entremeses escritos en verso, y que en sí mismas no son obras
líricas en sentido estricto y global, sino teatrales (trágicas como La
Numancia, o cómicas como sus entremeses en verso y algunas de sus
comedias), que pueden contener pasajes de poesía lírica dignos de
antología.
Cervantes, que no rehusó la anomalía de una edición de comedias sin representar, no dio a la imprenta ningún volumen exento de sus poesías, y eso era en las décadas iniciales del siglo XVII un fenómeno cada vez más escaso entre los ingenios poéticos, desbordados en volúmenes de «varias rimas» […]. Cervantes renuncia a la colección exenta de versos, distanciándose por igual de la sistemática construcción lírica de base petrarquista heredada del Quinientos y de la ampulosa recopilación de «varias rimas» que apunta al Seiscientos […]. Ambos caminos se mostraban intransitables para el discurso poético cervantino, que hubo de desarrollarse a contrapelo y desprovisto de referentes válidos o paralelismos evidentes, prácticamente reducido a una inserción en contextos narrativos que parece inseparable de la propia naturaleza de esta escritura (Ruiz, 1997: 64 y 66).
El contenido
de los poemas cervantinos «corresponde al mundo de los personajes que hablan,
no al del poeta que escribe» (Ruiz, 1997: 77-78). Ese contenido está implicado
morfológica y funcionalmente en una fábula que lo determina desde todos los
puntos de vista. Aunque separables, se trata de poemas indisociables de la obra
que los hace posibles. Su poesía es un meroema. Es y está implicada en un
contexto literario que la desborda, y cuya estructura supera su propia génesis.
La sustantividad de la obra poética cervantina se objetiva en la adjetivación
que sus propios poemas confieren —y adquieren— respecto a la obra literaria que
los envuelve y constituye. Semejante adjetivación, en la que se fundamenta su
sustantividad y especificidad, no resta en absoluto valor literario a la lírica
cervantina, sino, bien al contrario, exige a sus intérpretes un examen
diferente del que con frecuencia se ha hecho hasta ahora, es decir, exige un
análisis, en palabras de Pedro Ruiz, atento a la propia sustantividad de sus
valores poéticos, determinados ante todo por sus valores pragmáticos:
La lectura literal de los poemas en su sentido inmediato y la limitación al plano de la retórica elocutiva ha de dejar paso, pues, a una lectura en clave poética y atenta a los valores pragmáticos de la composición, tal como corresponde a un momento y a una escritura que se está cuestionando el propio lugar de la poesía y los mecanismos de su percepción y valoración (Ruiz, 1997: 78).
A lo largo del
siglo XVI se desarrolla en la lírica española una serie de corrientes poéticas
diferentes entre sí, que pese a remitir a escuelas distintas, proceden de una
evolución particular cuyo punto de partida es un origen común: la poesía
trovadoresca provenzal. A. Blecua ha insistido en la «ósmosis» entre
tradición petrarquista y poesía cancioneril, que puede observarse en la
creación poética del siglo XVI, especialmente en los autores del primer Renacimiento
(Hurtado de Mendoza, Gregorio Silvestre, Hernando de Acuña, etc.), y se
objetiva sobre todo en la novela pastoril, con la alternancia de metros, temas
y recursos retóricos (Blecua, 1981). Los referentes históricos de la poesía de
Cervantes pertenecen al siglo XVI, y sus autores o representantes principales
son, especialmente, Garcilaso y Herrera[2]. Sin embargo, Cervantes trasciende la naturalidad garcilasista
para discurrir por el manierismo herreriano (Ruiz, 2007)[3], y cifrar en su propio artificio una
idea esencial de poesía. Cervantes fue un heterodoxo progresivo, escribiendo
siempre desde posiciones poéticas y generacionales cada vez más desplazadas y
distantes de su presente contemporáneo[4].
Sin temor a
exagerar, podría afirmarse que en el Quijote predomina la
poesía burlesca. Poemas satíricos, incluso contra los protagonistas de la
propia novela, y su tradición literaria caballeresca, rematan el comienzo y el
final del relato. Los poemas iniciales, los versos de los poetas de Argamasilla
(sonetos y epitafios finales de la primera parte), y el conclusivo epitafio del
infidente Sansón Carrasco (II, 74), son ejemplos muy poderosos del uso
inmanente que Cervantes hace de la sátira, siempre respecto a su propio
intertexto literario, a sus propias creaciones poéticas. En su corpus de
poemas satíricos auriseculares contra los malos poetas, Chivite Tortosa (2008a)
distingue seis momentos cronológicamente fundamentales, que organiza de acuerdo
con períodos literarios. Entre ellos figura de forma específica la lírica
cervantina, en concreto nueve poemas de esta especie satírica incluidos en
el Quijote, respecto a los cuales ofrece la siguiente
interpretación:
Este conjunto lo conforman algunos de los poemas preliminares escritos por el propio Miguel de Cervantes bajo el disfraz de personajes literarios del mundo de las novelas de caballerías. Este artificio implicaba en sí una transgresión del género panegírico, que —a pesar de los mejores propósitos en dichos personajes, o quizá como consecuencia de su falta de habilidad—, se convierte en una parodia burlesca de este género laudatorio, mediante una especie de esquema inverso de los paradoxa encomia, de modo que en sus alabanzas a la obra, aunque pareciesen hacerle un flaco favor, Cervantes se acredita al reírse de sí mismo, y conlleva en última instancia la mofa por medio de este trasunto de los típicos poetas panegiristas, las más de las veces los mismos, y movidos casi siempre por el interés o la circunstancia. Cierra el libro a su vez con otro grupo de poemas elegíacos, subgénero propio del poema laudatorio, bajo el rótulo genérico de «Los académicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha, en vida y muerte del valeroso don Quijote de la Mancha, hoc scripserunt». El uso del género del soneto fúnebre y del epitafio burlesco se comprende dentro de lo adoxográfico y del sujeto académico, como bien lo denota el aire pedantesco y macarrónico del latín: hoc scripserunt. La burla final de estos poemas vuelve a ser fruto de la parodia literaria, desde una supuesta seriedad en la que la alabanza se trueca ridícula, mofándose así del estilo y modo de las prosapias académicas al uso (Chivite Tortosa, 2008a: I, 288-289).
Carlos Mata
(2007) ha subrayado la pluralidad temática que está presente en el repertorio
de los textos líricos cervantinos, y que en buena medida se corresponde con la
amplitud semántica y referencial que se halla objetivada y extendida en el
resto de su obra mayor: «el amor, la mujer, el mundo pastoril, la guerra y las
armas, la libertad, la amistad, la reflexión sobre la literatura, la alegoría y
el simbolismo, temas circunstanciales, etc.» (Mata Induráin, 2007: 131).
En esta
amplitud de referentes, Cervantes presenta composiciones poéticas que, por su
apariencia y sus temas, invitan a una explicación afín a teorías miméticas o
clasicistas del arte, donde la naturaleza se convierte en el principio
generador y modélico de cuanto sucede. Pero semejante afinidad resulta siempre
frustrada en el terreno de las apariencias, y desmentida por cualquier análisis
más detenido de los hechos. Es lo que sucede en la apariencia bucólica de los
pastores que persiguen platónicamente el amor de una pastora que, como Marcela,
ni es pastora verdadera, ni es susceptible de protagonizar ninguna experiencia
bucólica. No por casualidad el propio Grisóstomo es un pastor impostado.
En un contexto
plenamente pastoril tiene lugar el recitado del romance compuesto por un
clérigo beneficiado, tío del pastor Antonio, quien lo canta, interpretado al
rabel, para don Quijote, Sancho y otros pastores que los acompañan (I, 11). La
música se convierte aquí en una parte determinante o intensional de la poesía[5]. El poema objetiva tópicos de la
literatura pastoril (amor del pastor, desdén de la pastora, celos, platonismo y
neoplatonismo, códigos del «fino amor»…) con incisiones paródicas, tales
como la atribución simiesca de una pastora a otra, e incluso violentas, como el
desafío del primo de la moza afrentada al pastor Antonio, etc. Pero acaso la
nota más significativa es, desde el punto de vista de la dialéctica que aquí
nos convoca, la que aporta Sancho en su glosa a las impetraciones de don
Quijote, quien solicita más canciones y romances:
Con esto dio el cabrero fin a su canto; y aunque don Quijote le rogó que algo más cantase, no lo consintió Sancho Panza, porque estaba más para dormir que para oír canciones, y, ansí, dijo a su amo:
—Bien puede vuestra merced acomodarse desde luego adonde ha de posar esta noche, que el trabajo que estos buenos hombres tienen todo el día no permite que pasen las noches cantando (I, 11).
Con la
inserción de estos y otros poemas, como la Canción desesperada de
Grisóstomo, así como el discurso de la Edad de Oro, Cervantes introduce
paulatinamente al lector en el idealismo de una vida pastoril que contrasta de
forma cruda y dialéctica con la realidad vital en la que pretende implicarse la
ficción.
En otros
casos, la lírica cervantina exige la presencia de teorías poéticas afines al
manierismo, y, especialmente, próximas a dar cuenta de una interpretación
dialéctica de hechos en conflicto (guerra y paz, amor verdadero y amor fingido,
amistad y enemistad, etc.). Es aquí donde la poética materialista adquiere
mayor relevancia, al enfrentarse al manierismo de la lírica cervantina, a la
afirmación de que en lo artificial está lo verdadero, y a la consecuente
identidad de lo natural (la vida supuestamente bucólica de Crisóstomo o
Marcela) con lo falso. No por casualidad la concepción de la lírica como
expresión de destreza y virtuosismo —esto es, de artificio— se
manifiesta con frecuencia en el ámbito de la novela pastoril. El pastor y poeta
enamorado se convierte con frecuencia en un pastor y poeta virtuoso del arte y
los recursos expresivos. Domina la retórica del verso y la oratoria, y un arte
como el de la poesía. De este modo, el arte de amar en verso será más
importante que el arte de amar (sin más).
Cuando la destreza del poeta se imponga a la expresión del sentimiento y acabe por anularlo entraremos dentro del campo que lleva a equiparar la poesía con la ficción (Trabado, 2000: 193).
Advierte
Trabado, en este contexto, que la semántica de una poesía que resulta inserta
en una trama de orden narrativo se ve modificada por el estatuto del personaje
que enuncia el mensaje poético. «No hacía falta llegar a Pessoa para saber que
el poeta era un fingidor» (Trabado, 2000: 198). El estatuto del personaje determina
la interpretación semántica del poema lírico. Especialmente en la poesía
bucólica y pastoril cervantina[6].
Desde este
punto de vista, Cervantes ofrece reflexiones decisivas sobre el lenguaje
poético, su uso y valor funcional. Sabemos que la poesía como expresión del
sentimiento se debe sobre todo a la imagen que de Petrarca había proyectado
Bembo. Como actividad artística y virtuosa, la lírica comienza a distanciarse
del mensaje del Canzoniere, constituyendo de este modo una
evolución del petrarquismo. El poeta, ahora también cortesano, domina el arte
de la composición lírica. La creación poética no se organiza entonces como
resultado de una biografía o de un recorrido vital, sino en función de una
calidad retórica, musical, formal, que inevitablemente la distancia de su canon
genuino. Transitamos de lo natural al artificio. Paralelamente, la concepción
de la poesía como ficción penetra en la lírica a través de su evolución, desde
finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII, hacia la poesía burlesca.
Lope, Góngora y Quevedo son quizá los ejemplos más sobresalientes, con sus
heterónimos, sus romances burlescos y sus letras satíricas.
Cabe afirmar,
en consecuencia, que el fin del arte es su interpretación humana, normativa y
crítica, hasta el punto de que un arte que se sustrae a las normas, eludiendo
todo posible análisis en nombre de una libertad creativa sin contenido
alguno, de una inspiración emocional o meramente sensible, o de una propaganda
ideológica, no es ontológicamente un material poético o estético, sino algo que
lo parece y lo simula (Kitsch), bien como arte adjetivo o servil, bien
como trampantojo estético. En este sentido, la poesía de Cervantes todavía no
ha sido suficientemente estudiada en M3.
________________________
NOTAS
[2] Esta es la interpretación de Pedro Ruiz, quien advierte además que «no era el suyo un caso aislado, ya que fueron muchos los ingenios atrapados en esta coyuntura, sin alcanzar siquiera una vía de escape de ese impresionante «cementerio de elefantes» de que dan cuenta el «Canto de Calíope» y el Viaje del Parnaso, entre otras piezas del género» (Ruiz, 1997: 65).
[3] La siguiente argumentación de Lerner confirma la hipótesis aducida por Ruiz Pérez, en virtud de la cual Cervantes concibe la poesía bajo la idea del artificio propio de la estética manierista: «El uso, en la poesía de Cervantes y en sus églogas en particular, de figuras retóricas frecuentes en períodos anteriores no debería verse como una vuelta a prácticas pasadas, sino como recuperación y revisión de fórmulas aceptadas como válidas en los textos poéticos de su tiempo» (Lerner, 2005: 96).
[4] En su tiempo, Cervantes no fue considerado por los preceptistas desde el punto de vista de la lírica: «Podría decirse que Cervantes no tuvo repercusión alguna dentro de las poéticas. Quienes permanecieron atentos a los hechos literarios de su época (casos de Sánchez de Lima y Herrera) no pudieron conocer la obra de Cervantes por evidentes razones cronológicas. Más tarde, el resto de preceptistas, caso del Pinciano y Cascales sobre todo, ignoró el hecho literario para dedicarse a repetir, con más o menos matices, lo que antes se había dicho en Italia» (Trabado, 2000: 47).
[5] Vid. necesariamente, en este punto, el estudio sobre Cervantes: música y poesía. El hecho musical en el pensamiento lírico cervantino, de Juan José Pastor Comín (2007).
[6] El diálogo posee una importancia decisiva en el desarrollo de la novela pastoril. La concepción cervantina de la égloga, paradigma genérico al que remite La Galatea desde su prólogo, está estrechamente relacionado con ese afán de Cervantes por mostrar el contraste entre diferentes personalidades a través de la disputatio. En palabras de Trabado, «el axis estructural de La Galatea, los libros III y IV, están construidos sobre esa funcionalidad dialéctica destinada a la confrontación de distintos pareceres. Si la égloga del libro III se inscribía dentro de la tradición bucólica y del canto amebeo, la disputa mantenida por Lenio y Tirsi en el marco del libro IV sintonizaba con la estructura dialogística de los tratados filográficos como son los Diálogos de amor o los Asolanos» (Trabado, 2000: 487).
- MAESTRO, Jesús G. (2017-2022), «El «artificio» como esencia de la poesía de Cervantes», Crítica de la razón literaria: una Teoría de la Literatura científica, crítica y dialéctica. Tratado de investigación científica, crítica y dialéctica sobre los fundamentos, desarrollos y posibilidades del conocimiento racionalista de la literatura, Editorial Academia del Hispanismo (V, 5.5.3.2), edición digital en <https://bit.ly/3BTO4GW> (01.12.2022).
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- 5.4.10. El Quijote de Cervantes y la literatura sapiencial.
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- 5.5.2.1. Cervantes construye en el Quijote el teatro épico que, sin razón literaria, se atribuye a Bertolt Brecht.
- 5.5.2.2. Cómo interpretar las apariencias de la realidad a través de la literatura: don Quijote y el carro de las cortes de la muerte.
- 5.5.2.3. Cervantes, censor de obras literarias ajenas: el arte sin normas es un timo ideológico y un fraude cultural.
- 5.5.2.4. La vida humana como autoengaño individual y colectivo: la narración del Quijote como puro espectáculo teatral.
- 5.5.2.5. Cómo integrar el teatro en la novela moderna desde la comedia renacentista y barroca: así supera Cervantes la dramaturgia de Shakespeare.
- 5.5.3.1. Introducción a la poesía de Cervantes: idea de la lírica según don Quijote.
- 5.5.3.2. Cervantes y la poesía como artificio de ficciones: amar en verso en más importante que amar (sin más).
- 5.5.3.3.1 Secretos de la poesía: Argensola y Cervantes o cómo engañar con la verdad haciendo versos.
- 5.5.3.3.2. Las 5 características esenciales de la poesía de Miguel de Cervantes.
- 5.5.3.3.3. Cervantes, en la poesía, reemplaza la biografía personal y la verdad por el artificio y la mentira.
- 5.5.3.4.1. Más allá de la poesía del Quijote: introducción al Viaje del Parnaso de Cervantes.
- 5.5.3.4.2. Autorretrato literario de Cervantes: poeta cínico y filósofo burlón. Sobre el Viaje del Parnaso.
- 5.5.3.4.3. Cervantes insiste hasta la muerte en que la literatura es una lucha de la civilización contra la barbarie.
- 5.6.0.1. La locura de don Quijote es un artificio lúdico y crítico de Cervantes.
- 5.6.0.2. Don Quijote es un cuerdo que se finge loco para actuar con mayor libertad política.
- 5.6.1. Juego, fuero y locura en el Quijote: 3 trucos no literarios para sustraerse a las normas y a la ley.
- 5.6.2. La locura de don Quijote como eximente de responsabilidades: perdona a tus enemigos, pero no a los enemigos de tu lengua.
- 5.6.3. Así se divierte un «loco» como don Quijote: la locura como un uso lúdico de la razón.
- 5.6.4. Un envidioso es alguien que ha fracasado en su deseo de ser original: La locura de Cardenio frente a don Quijote.
- 5.6.5. La locura no es objeto de la medicina, sino de la literatura: don Quijote y el uso patológico de la razón.
- 5.6.6. La locura es la forma de cinismo preferida por las personas inteligentes: Don Quijote, el mayor cínico de la literatura universal.
- 5.6.7. ¿Por qué los locos necesitan público para teatralizar su locura? Don Quijote y la complicidad social de la locura.
- 5.6.8. ¿Por qué don Quijote no está realmente loco, sino que finge su locura?
- 5.6.9. El Quijote y las 4 ideas de locura presentes en la Literatura Universal.
- 5.7.0. Introducción a la dialéctica entre el Quijote de Cervantes y el Quijote de Avellaneda.
- 5.7.1. Don Quijote como prototipo literario: el don Quijote de Avellaneda contra Cervantes y su filosofía.
- 5.7.2. La dialéctica entre Quijotes: Avellaneda contra Cervantes.
- 5.7.3. Don Quijote como personaje literario: Cervantes contra Avellaneda.
- 5.7.4. El Quijote de Avellaneda como parodia del Quijote de Cervantes.
- 5.7.5. El Quijote de Avellaneda como interpretación contrarreformista del Quijote de Cervantes: una transducción aberrante.
- 5.8.1. Contra las interpretaciones que hablan del Quijote como una obra literaria en la que todo es relativo.
- 5.8.2. Cómo explicar las ideas religiosas de Cervantes en el Quijote y su obra literaria.
- 5.8.2.1. El idealismo es una insatisfacción permanente: lo numinoso en el Quijote o las consecuencias del desengaño.
- 5.8.2.2. Autoengaño político y religioso: la mitología en el Quijote o la farsa del espectáculo.
- 5.8.2.3. Cervantes no es soluble en agua bendita: lo teológico en el Quijote o la antesala del ateísmo cervantino.
- 5.8.2.3.1. Cervantes y la Iglesia: don Quijote es el personaje que más curas apalea de la literatura universal.
- 5.8.2.3.2. Cervantes juega contra la religión: don Quijote hace un uso profano e indecoroso del rosario.
- 5.8.2.3.3. Cervantes juega con el suicidio y contra los sacramentos: Quiteria y Basilio, la farsa de un suicida astuto impostor e inconfeso.
- 5.8.2.3.4. 10 razones por las que Cervantes no es soluble en agua bendita y el Quijote es obra de un ateo.
- 5.8.3. Sobre las ideas políticas de Cervantes en el Quijote: objetivo de la crítica literaria posmoderna.
- 5.8.3.1. Las llamadas «minorías» en el Quijote y la literatura de Cervantes. Negocio de la crítica literaria posmoderna.
- 5.8.3.2. El morisco Ricote y los amigos del comercio: contrabandistas alemanes en un Quijote muy cervantino y muy antierasmista.
- 5.8.3.3. El Quijote y la libertad: la guerra es la distancia que separa a los idealistas de la realidad.
- 5.8.3.4. Zoraida y el cautivo, una extraña historia de amor y libertad en un Quijote sin dioses ni milagros.
- 5.8.3.5. Cervantes y sus ideas sobre la libertad y la justicia en el Quijote: la liberación de los galeotes.
- 5.9.0. Las formas de la materia cómica en el Quijote.
- 5.9.1. La risa en el Quijote: al poder solo se le puede seducir, vencer o burlar.
- 5.9.2. La esencia de lo cómico en el Quijote de Cervantes: la experiencia cómica siempre contiene una experiencia crítica.
- 5.9.3. Lo grotesco, lo ridículo y la caricatura en el Quijote: lo paranormal como objeto de risa.
- 5.9.4. Escarnio y sarcasmo en el Quijote: las dos formas más violentas de lo cómico.
- 5.9.5. La negación del carnaval en el Quijote: contra Bajtín y los cervantistas carnavalescos.
- 5.9.6. En el Quijote no hay humor, ni sátira, sino ironía.
- 6. Crítica al Prólogo de las Novelas ejemplares de Cervantes.
- 6.0. Introducción general a las Novelas ejemplares según la Crítica de la razón literaria.
- 6.0.1. Mujeres malvadas en la obra literaria de Miguel de Cervantes.
- 6.1. La gitanilla de Cervantes: la ética contra la moral.
- 6.2. Política y religión en El amante liberal de Cervantes.
- 6.3. Iglesia, nobleza y delincuencia organizada en Rinconete y Cortadillo de Cervantes.
- 6.4. El triunfo de la libertad humana en La española inglesa de Cervantes.
- 6.5. El individuo contra la sociedad en El licenciado Vidriera de Cervantes.
- 6.6. Fuerza y materia en La fuerza de la sangre de Miguel de Cervantes.
- 6.6.1. El patriarcado contra la violación aristocrática de la mujer en la literatura de Cervantes: La fuerza de la sangre.
- 6.7. Sarcasmo, parodia y celos en El celoso extremeño de Cervantes.
- 6.8. El Estado y el individuo ante las sociedades gentilicias: sobre La ilustre fregona de Cervantes.
- 6.9. Culpa, responsabilidad y arrepentimiento en Las dos doncellas de Cervantes.
- 6.10. ¿Qué es la libertad y para qué sirve? Sobre La señora Cornelia de Cervantes.
- 6.11. La mentira en El casamiento engañoso de Cervantes.
- 6.12. El coloquio de los perros: desmitificación crítica de todos los idealismos.
- 8.1. Política y religión en el Persiles de Cervantes.
- 8.2. El narrador en el Persiles de Cervantes. Un ateo católico en el Siglo de Oro.
- 8.3. La risa en el Persiles: el humor de Cervantes que la crítica se negó a reconocer.
- 8.4. La ironía en el Persiles: Cervantes se burla de las normas de la literatura y de la religión.
- 8.5. La revolución religiosa del Persiles de Cervantes.
- En el Quijote de Cervantes está la primera y definitiva globalización de la literatura universal.
Cómo interpretar la literatura universal a través del Quijote
- En el Quijote de Cervantes está la primera y definitiva globalización de la literatura universal.
- Cervantes moviliza en el Quijote toda la ironía del racionalismo literario contra un objetivo: el idealismo.
- Cervantes rompe en el Quijote con los conceptos históricos, filosóficos y científicos de locura.
- Cervantes juega con fuego en la literatura del Imperio: religión, política y humor en el Quijote.
10 claves para entender y explicar el Quijote
- ¿Por qué en el Quijote de Cervantes está el genoma de la literatura universal?
- ¿Quién es y cómo actúa el narrador del Quijote?
- Gramática del Quijote: personajes, funciones, tiempos, espacios y lenguaje.
- ¿Por qué el Quijote es una parodia contra los idealistas?
- Los 10 principales géneros literarios del Quijote.
- Novela, teatro y poesía: transformación cervantina de los géneros literarios en el Quijote.
- ¿En qué consiste la locura literaria de don Quijote? Literatura y psicopatología
- El don Quijote de Cervantes frente al don Quijote de Avellaneda. ¿Por qué las élites españolas ignoran el Quijote?
- Política y religión en el Quijote: Cervantes no es soluble en agua bendita.
- Todas las formas de la materia cómica en el Quijote: causas y consecuencias de la risa en Cervantes.
- Respuesta de Jesús G. Maestro a 13 preguntas clave sobre la interpretación del Quijote. Presenta y modera: Ramón de Rubinat.
- 10 claves para entender el Quijote. Curso universitario completo impartido por Jesús G. Maestro.
Introducción a la poesía de Cervantes:
idea de la lírica según don Quijote
Cervantes y la poesía como artificio de ficciones:
amar en verso en más importante que amar..., sin más.
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