Antonio Machado: «Huye del triste amor, amor pacato»


   

Crítica de la razón literaria, Jesús G. Maestr



Antonio Machado

(Sevilla, 26 de julio de 1875 - Colliure, 22 de febrero de 1939)



Soneto*

Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.  
 
Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó  del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.  

Y ceniza  hallará, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pendía, sin flor, fruto en la rama.  

Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío![1]

 

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NOTA

[*] Antonio Machado, Poesías completas, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, pág. 226. Este soneto se incorpora a la edición de Nuevas canciones (1917-1930), que se publica en Madrid, Espasa-Calpe, 1936. Aparece en Los Complementarios, con fecha de 1924. Compárese este soneto con el tan celebrado de Lope de Vega «Desmayarse, atreverse, estar furioso».

[1] Domingo Ynduráin (1975), en su estudio sobre el teatro de los hermanos Machado, advierte de una versión literaria anterior de este mismo soneto. Se trata de la que figura en el diálogo entre Juana y Julián, en Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel, de 1926: «Diálogo que remite al soneto que comienza «Huye del triste amor, amor pacato», editado por Macrí y que aparece en Los complementarios (p. 197), con fecha de 1924; pero la coincidencia es más estrecha con la versión que aparece, también en Los complementarios (pp. 150-151) y que ha sido escrito antes de septiembre de 1923» (Ynduráin, 1975: en línea). 


Nunca un amor sin venda ni aventura;
huye del triste amor, de amor pacato
sin locura de amor, ¡el insensato!
 
Ese que el pecho esquiva al niño ciego,
y blasfema del fuego de la vida,
quiere ceniza que le guarde el fuego
de una brasa pensada y no encendida.
 
Y ceniza hallará, no de su llama
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto a la rama.
 
Con negra llave el aposento frío
de su cuarto abrirá ¡Oh! desierta cama
y turbio espejo ¡Oh corazón vacío!



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