Francisco de Quevedo
(Madrid, 14 de septiembre de 1580 · Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645)
Signifícase la propia brevedad de la vida, sin pensar,
y con padecer, salteada de la muerte*
¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!¡Poco antes nada; y poco después, humo!¡Y destino ambiciones, y presumo,apenas punto al cerco que me cierra!Breve combate de importuna guerra,en mi defensa soy peligro sumo;y mientras con mis armas me consumo,menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.Ya no es ayer; mañana no ha llegado;hoy pasa, y es, y fue, con movimientoque a la muerte me lleva despeñado.Azadas son la hora y el momento,que a jornal de mi pena y mi cuidado,cavan en mi vivir mi monumento.
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NOTA
[*] Francisco de Quevedo, Poemas escogidos, Madrid, Castalia, 1987, p. 53 Edición de José Manuel Blecua. José Luis Calvo Carilla ha puesto este soneto de Quevedo en relación con el de Miguel Hernández que comienza así: «Después de haber cavado este barbecho» (soneto VII de El rayo que no cesa, 1936).
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